La caravana migrante empezó con los hondureños, desde hace dos semanas empezó el trayecto, en el cual algunos centroamericanos han continuado y perseverado en su objetivo: Estados Unidos, otros han desertado y retornado a su país de origen. En estos días, las filas de centroamericanos rumbo al país norte poseen aproximadamente a cinco mil integrantes o más, parece que en lugar de reducirse el número cada día aumentan.
Diversas declaraciones de diferentes mandatarios circulan por los medios de comunicación. El jefe de la Casa Blanca, Donald Trump, es el principal actor que rechaza rotundamente a los migrantes, pues considera que ya son suficientes con los que tiene sumergidos en su país, dice que no los apoyará, ya que no es la mejor forma de erradicar la situación, si se les otorga asilo a ellos el resultado será masivo y la plaga podría alcanzar consecuencias potentes.
Sin embargo, los caminantes persisten, digan lo que digan, ellos intentarán cruzar la frontera, en la cual posiblemente se enfrenten a ciudades de carpas y a un sinfín de militares, de acuerdo a los dictámenes de Trump. En la esperanza no manifestada, los migrantes y quienes los respaldan esperan que dichas “amenazas” no sean ejecutadas como tal, y que sean retroactivas cuando se vea cuántas personas son. De esta forma, podrán tener una mejor oportunidad laboral y de vida, el llamado “sueño americano”, que muchos latinoamericanos persiguen.
La ganancia se basa en el billete verde, en Estados Unidos se pueden multiplicar los pesos y la moneda de los distintos países de Centroamérica. Si en México se ofrece el programa “Estás en tu casa” como lo hizo el presidente Enrique Peña Nieto los migrantes lo rechazan, pues no se comparará con el nivel de provecho que pueden encontrar en Norteamérica.
El programa invitaba a tener empleo temporal en los estados de Oaxaca o Chiapas, con el único requisito de haber solicitado refugio en el país al Instituto Nacional de Migración (INM). Una realidad es que la mayoría de centroamericanos no están interesados, lo que ocurre es que los viajeros no pueden evitar pasar por territorio mexicano, ya que “está de paso” para llegar a su “ideal”.
Por otro lado, la primordial razón por la que se quieren trasladar a EE.UU. es por la economía y el trabajo, ellos atestiguan que también hay mucha violencia, pero esa predomina de igual manera en el país norte, la verdad es que podrían soportar la violencia si hubiera más billete y beneficios para el desarrollo socioeconómico.
Es lamentable la situación de hondureños y salvadoreños, la CNDH y otras instituciones intentan hacer notar sus derechos para protegerlos, pero otra realidad es que ellos tampoco se ayudan mucho ante sus acciones.
Por ejemplo, Trump los llama criminales a todos y no es correcto generalizar como él lo hace, pero a su vez cierto porcentaje de migrantes podrían serlo ya que se han comportado como tal. Tienen cierto desdén por las reglas, y ni siquiera las pretenden seguir por su bienestar. Hay que aplaudir cuando un grupo de personas se rebelan ante una injusticia, inconformidad o para alzar la voz por sus derechos, pero aún en esos casos se tienen que seguir algunos lineamientos para poder llegar a la meta, no se puede “patear” a cualquier autoridad o “pasar” sobre otros sin importar nada.
Polémica de los mexicanos
El gobierno del país ha manifestado apoyo a los centroamericanos, las autoridades han tratado de abrir sus brazos en la medida de lo posible para que los viajeros no se sientan rechazados y marginados. Se anteponen ligeramente a las declaraciones y amenazas de Trump, ya que consideran que el mexicano cuando vive en territorio estadounidense de forma “ilegal” sufre maltrato por parte de algunos norteamericanos, y cuando son descubiertos padecen severas consecuencias como la deportación y prisión.
El poder de México pretende no hacer lo mismo que el de Estados Unidos, a falta de oportunidades en el país de nacimiento o en el que se vive hay que buscar en otro lugar, y ahí es cuando los otros gobiernos también deben apoyar. No obstante, tiene sus contrariedades, pues no siempre es lo mejor.
Trump dice que todos son delincuentes y figuran algunos matones, es un error su declaración, porque entre los migrantes hay quienes sí buscan mejores oportunidades, pero también están aquellos que podrían estar dispuestos a robar, incluso a matar. No se sabe, y por eso mismo hay que ejercer cautela. Hay que ayudar, pero no se puede confiar tan fácilmente.
Otro punto a comentar es que ante las advertencias del presidente estadounidense parece que peligra la relación entre ambas naciones, o así lo quiere hacer parecer para generar miedo y que el gobierno mexicano emprenda medidas más serias contra los centroamericanos. Pese a las diferencias, hay muchos intereses que rondan entre Estados Unidos y México, y a éste último no le conviene tenerlo de antagonista.
El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, declaró que le daría trabajo a los hondureños y salvadoreños, el efecto fue justo y esperado: discordia de los habitantes mexicanos, pues primero hay que pensar en los habitantes de aquí y después en los de “allá”. Es el primer pensamiento que puede imperar en los desempleados del país y de igual forma en los que ya trabajan. La idea es buena, pero no fácil, hay que cuidar lo que se promete para que al final no se produzca la bomba de reclamos.
Habrá que aguardar para analizar los comportamientos de los migrantes, especialmente el punto clave será cuando lleguen a la frontera sur de Estados Unidos y se topen con los militares y se enfrenten posiblemente a la decepción de sus expectativas.